Estés estudiando lo que estés estudiando, cualquier formación normalmente tiene exámenes de evaluación. Para que los nervios o la memoria no te jueguen una mala pasada, lo mejor es que te prepares a conciencia. Por eso, te traemos una serie de consejos para realizar un examen de forma eficiente.
1. Estudia a conciencia
No es lo mismo estudiar para un examen tipo test que para uno oral, por ejemplo. Normalmente se sabe la tipología de la prueba antes de empezar a estudiar, por ello, adapta tu método al mismo. Para la mayoría, lo mejor es afianzar los contenidos escribiéndolos a mano. Usar el ordenador o la grabadora no afianza de la misma forma los conocimientos.
También es bueno hacer esquemas, mapas conceptuales y ejercicios de autoevaluación. Esto último es muy importante porque te permitirá conocer tu nivel antes del examen.
2. Presta atención a cómo estudias
Más allá del método de estudio elegido y del tiempo dedicado, también hay que prestar atención a cómo estudias. Sobre todo, no te satures. Es bueno que te planifiques bien, con tiempo, para no meterte el atracón de última hora. Si te organizas, podrás despejarte de vez en cuando y que el tiempo dedicado sea de calidad. Lo ideal es que aunque dediques gran parte de tu día al estudio, es que también puedas hacer otras cosas. Intenta hacer deporte o levantarte cada diez minutospara pasear por la habitación. Cuando tu cuerpo se siente liberado, tu mente también se despeja.
Además, es recomendable que tengas una botella de agua cerca y te hidrates con frecuencia. Si olvidas beber agua y te deshidratas un poco, esto podría deteriorar la función cognitiva y tu rendimiento mental. Recuerda que hay multitud de apps que te recuerdan esta función vital.
También hay que dedicarle un tiempo adecuado al descanso y la alimentación. Si duermes lo suficiente, retendrás mejor los conocimientos. Además, es muy importante que al examen vayas descansado y bien desayunado (evita alimentos pesados).
3. Haz bien el repaso del temario
Es un error dedicar solo el último día antes del examen a realizar un repaso del temario. Lo ideal es poder hacerlo al acabar cada uno de los temas o apartados que estás estudiando. De esta forma afianzarás mejor los conocimientos y podrás saber qué es lo que has retenido y qué no. Si lo haces solo antes del examen puedes ponerte nervioso porque no recuerdes algo y no tengas tiempo de reacción.
El mejor repaso es usar la técnica de la autoevaluación. Es decir, memorizar solo esquemas o resúmenes e intentar desarrollarlos escribiéndolos o recitándolos. Ahí es cuando podrás saber si algo no lo tienes muy seguro y es el momento de consultar el concepto.
4. Durante el examen...
Es bueno que tengas tiempo para preparar todo lo que necesites y para llegar sin prisas al examen. También te recomendamos que hables con algunos compañeros en los días y horas previos para enterarte si hay algún cambio.
Cuando recibas el examen, léelo con tranquilidad y presta atención a las preguntas antes de contestar. Asegúrate que estás respondiendo lo que te piden y no te pongas nervioso si no sabes alguna. Lo mejor es contestar primero aquellas que te sean más fáciles, porque cuando estés tranquilo el bloqueo mental puede irse.
Si te encuentras muy confuso puedes optar por hacer un pequeño mapa mental y ordenar tus ideas. Intenta ser conciso y preciso. Una vez que finalices el examen, revísalo muy bien antes de entregarlo.
Por último, es muy importante que cuides la presentación del examen. Échale un vistazo a la gramática y ortografía y tu caligrafía, evita entregar un examen sucio con tachones. Nuestro consejo es que no hagas nunca el examen en borrador, ya que perderás tiempo y puede que no llegues a entregarlo.
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