Este viernes 4 de abril se estrena la cuarta temporada de La Casa de Papel. En la pasada edición de FreakCon tuvimos oportunidad de entrevistar a Sara Solomando, una de las documentalistas de la serie y responsable de prensa, que nos desveló muchas curiosidades. ¿Quieres descubrirlas? ¡Sigue leyendo!
Sara Solomando es licenciada en Periodismo y especialista en Radio y TV por la Universidad Antonio de Nebrija de Madrid. Después de pasar por diferentes puestos relacionados con su profesión, comenzó a trabajar en el mundo de la ficción. Actualmente, forma parte de Vancouver Media, productora de la serie. La Casa de Papel ha sido su primera serie.
- La Casa de Papel está cosechando un gran éxito, ¿cómo os documentasteis para realizar el guion? ¿Qué tuvisteis en cuenta como punto de partida?
Cuando Netflix llamó a Álex Espina para hacer una nueva temporada de La Casa de Papel, nosotros estábamos en otras historias como El Embarcadero. Al principio, Álex Espina tardó en encontrar una razón de por qué hacer volver a los ladrones.
Dieron con la clave: algo emocional. ¿Qué podría unir de nuevo a gente que ya era millonaria? Se pensó en algo que tuviera que ver con sus relaciones personales y, por tanto, se decidió que alguno tendría que ser cazado. El elegido fue Río.
Como nuestros ladrones son españoles decidimos orientar la trama al Banco de España. Desde el departamento de Documentación tenía que saber qué necesitaban los guionistas sobre lo relacionado con la seguridad de esta institución. Fue complicado porque es un organismo que tiene mucha seguridad y confidencialidad y sólo podíamos investigar hasta donde nos dejaran.
Hay una parte muy real que es la arquitectura del Banco de España, que es del todo conocida y que ha sido publicada en periódicos a lo largo de la historia. Con toda esta información que podemos conseguir, los guionistas se hacen una idea y se le añade ficción. No todo lo que sale en la serie es real.
- ¿Qué fue lo más complicado de todo el proceso de documentación?
La seguridad que tiene el Banco de España dificultó alguna labor, pero no fue lo peor del proceso. La mayor dificultad que nos encontramos fue la de que los guionistas quisieran convertir los lingotes de oro en granos de arroz de este material sin usar máquinas industriales, haciéndolo de forma casera.
Tuve que averiguar cómo construir hornos caseros y un aparato para hacer la granalla. Fue un trabajo duro, ya que me encontré muchos obstáculos para conseguir la información. El primer paso que di fue llamar a algunas joyerías y en Madrid conseguí hablar con una empresa encargada de recepcionar todo el material que llega procedente de las tiendas de ‘Vendo Oro’. Estas tiendas mandan sus productos para fabricar lingotes de oro. Cuando estaba a punto de conseguir hablar con los técnicos para buscar cómo hacerlo, el director de seguridad se enteró y me prohibieron hablar con ellos.
Después de dar muchas vueltas y no saber ya a dónde acudir, conseguí por fin hablar con una tienda de Extremadura que tenía máquinas industriales para la fabricación de elementos de oro y plata. Conseguí hablar con los trabajadores y me dieron una solución a lo que buscaba.
Me dijeron que llenáramos de agua un bidón metálico y se le hiciera abajo un agujero donde se le metía una goma con aire comprimido. Al inyectar este aire, se hacen burbujas y al introducir el oro caliente con las ondas que se producen se irán haciendo bolitas, que era lo que queríamos conseguir. Nos grabaron hasta un vídeo que pude enviar a los guionistas sobre cómo sería el proceso.
- ¿Hubo alguna situación que os preocupara en relación a la reacción de la gente con dicho aspecto?
No, para los fans de La Casa de Papel es muy importante la parte personal de la serie, las relaciones. Tan importante es eso como verlos en acción. El Banco de España es un buen plan para eso, sabíamos que esto les iba a gustar.
- ¿Qué consideráis que es la clave de diferenciación de esta serie con otras con temática sobre atracos o secuestros?
Se han hecho muchas películas de atracos pero nunca series. El arco de los personajes está limitado en una película, es más difícil que el espectador se sienta identificado con los atracadores. La serie te permite que se odie o se quiera a los personajes. Es el caso de Berlín, que es lo peor pero se redime en el último capítulo.
La diferencia es el tiempo que dura, esto va haciendo que el espectador pueda querer u odiar a los personajes.
Como dicen, por el hecho de estar encerrados todo se magnifica. Hay un componente muy fuerte que implica que todo lo emocional sea mayor.
- ¿Cuál creéis que es la clave de su éxito?
No lo sabemos. ¿Por qué una serie triunfa en un momento y otra que pueda tener los mismos ingredientes no acaba de levantar? Puede ser el momento en el que se emite la serie. Cuando compra la serie Netflix y se mete en la Cuenca del Mediterráneo y Latinoamérica, esa puede ser una clave. Otra es que llega en el momento en el que otros países están políticamente con una crisis muy fuerte y mucha indignación con los gobiernos y bancos centrales y se alude a la resistencia de los desgraciados, como dice El Profesor.
Es una mezcla de todo eso. El carácter latino, que con Netflix se haya llegado a un mercado más amplio, y la situación política y económica mundial que ha sentido mucha gente. Esas pueden ser las claves.
- ¿Qué temporada fue más fácil y cuál más difícil de realizar?
Todas, incluso la cuarta, han sido complicadas. No porque la serie lo sea en sí, si no porque tenemos un equipo muy exigente. La serie es muy complicada y los guionistas lo hacen muy difícil, pero la suerte es que el equipo es muy entregado y eficiente.
De repente, tenemos un equipo que puede hacer lo que se hace en EEUU con menos medios. Quizás esa es la diferencia entre la primera y la tercera temporada: que ahora tenemos más dinero. Por ejemplo, ir a grabar a Panamá o Tailandia era impensable antes, porque era muy difícil. Pero ahora es más sencillo hacerlo porque tenemos más dinero.
- Más allá de esta serie, ¿podéis definir un proceso estándar a la hora de documentaros y realizar un guion?
Lo primero es conocer el germen de la idea: ¿qué queremos hacer? En función del recorrido de la serie yo ya me tengo que poner a trabajar. Cuando una serie comienza, te documentas sobre los sectores que intervienen. En base a eso ya se van preparando los documentos que se pasan a los guionistas. Y cuando tienen ideas más concretas, vamos investigándolas.
Por ejemplo, el disparo a Moscú. Tuve que investigar sobre cómo dispararle para prologarle su vida durante las horas necesarias para acabar el túnel. Yo en ese caso tuve que hablar con un médico y someterlo a un interrogatorio. Saber cómo se le puede curar, qué vocabulario utilizar… Toda esa información se la paso a los guionistas. A veces intento que todo sea tan fiel a la realidad que el director tiene que pararme los pies. Me dice “no te olvides que estamos haciendo ficción”, pero siempre se intenta que sea lo más creíble posible.
- Y, por último, ¿qué aconsejáis a los jóvenes que quieran dedicarse a esta profesión?
Yo soy periodista y realizo la misma labor que hacía en un periódico: hablar con gente y coger información. Solamente le daría un consejo: que lean mucho. Todo lo que puedan y más, porque es la mejor manera de no cometer faltas de ortografía. Y si quieres escribir, tienes que leer porque la lectura hace que la imaginación se desarrolle y la cabeza trabaje.